En marzo de 2009, una visita rutinaria a la cárcel de San Martín en Buenos Aires se convirtió en el catalizador de una revolución en el sistema penitenciario. Eduardo «Coco» Oderigo, un abogado penalista, atravesó las pesadas puertas de la prisión sin imaginar que ese día nacería un proyecto que transformaría miles de vidas.
«La verdadera prisión no siempre está en los muros que nos rodean», reflexiona Oderigo, fundador del proyecto Espartanos. Esta comprensión profunda de la naturaleza dual del encarcelamiento lo llevó a desarrollar una metodología única utilizando el rugby como vehículo de cambio.
El programa Espartanos se estructura en cuatro elementos fundamentales:
El impacto del encarcelamiento en la psique humana es profundo y devastador. Las investigaciones revelan que el confinamiento genera alteraciones significativas en la personalidad, creando barreras invisibles para la rehabilitación. En el ambiente penitenciario, las personas desarrollan patrones defensivos: desconfianza persistente, aislamiento emocional, parálisis en la toma de decisiones y un distanciamiento progresivo de sus propios sentimientos. Este deterioro psicológico se intensifica por múltiples factores: la pérdida de libertad, traumas previos no resueltos, un entorno institucional despersonalizador, el aislamiento y la ruptura de lazos familiares.
Sin embargo, la introducción de la psicología deportiva en el programa Espartanos ha revolucionado este panorama. A través de una intervención integral, el proyecto cultiva fortalezas psicológicas fundamentales: resilencia ante la adversidad, recuperación de la autoestima y reconstrucción de la capacidad de crear vínculos saludables.
«La transformación que observamos es extraordinaria», comparte la Dra. María González, psicóloga deportiva del programa. «El rugby se convierte en un vehículo para redescubrir la propia humanidad. Los participantes aprenden que la verdadera fortaleza nace de la colaboración y la confianza mutua, no de la violencia».
Los números hablan por sí mismos: la tasa de reincidencia entre los participantes se ha reducido del 65% al 5%, un logro sin precedentes en el sistema penitenciario global. El programa ha transformado más de 1.000 vidas y se ha expandido a 59 prisiones en 7 países.
La Fundación ha conseguido importantes mejoras en las instalaciones penitenciarias:
Actualmente, el modelo Espartanos opera exitosamente en Chile, Uruguay, El Salvador, Perú, España y Kenia, con más de 650 voluntarios y 100 empresas colaboradoras. Este éxito ha captado la atención de Disney+, que llevará esta inspiradora historia a las pantallas de todo el mundo en febrero de 2025.
Cada historia de rehabilitación representa una familia reconstituida y una comunidad fortalecida. Como otros proyectos transformadores (como el Proyecto BELO en el ámbito de la salud mental), Espartanos demuestra que el cambio social profundo es posible cuando nos atrevemos a ver más allá de las etiquetas.
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